lunes, enero 31

La misma hora, todos los días.

Con este estereotipo de ser humano que disfruta y no disfruta
vivo la tierra
vivo la gloria
vivo la pesadumbre que conocí obligado desde tiempos remotos
y no digo rojo amanecer
más bien negro amanecer.
(primera persona)
Ese pasado oscuro, es invisible pero lo sientes en tus cadenas,
aquellas que ya están oxidadas de tanto arrastrar
ellas... ellas no se rompen con nada, son tu condena diaria.
En la espalda un emblema, de tu boca un alarido que grita nación
te obligan a ir a la guerra, matar a tu propia sangre, morir en tu
misma legión.
Con los sórdidos zapatos de siempre, vas caminando con la metralladora
en las manos, tu caminar tranquilo, como si nunca fuera a pasar nada
estás en un campo de batalla, pero como siempre haces oidos sordos
a los gritos mudos ¡Te van a acribillar! gritan algunos.
Pero tú sigues caminando, en el fondo suena algo así como requiem for a dream
tus nervios se tensan, salen de sus orbitas tus huesos, recién sientes el peso encima
con los ojos diminutos sigues viendo hacia delante
ese mundo que te espera y no espera a nadie
es tuyo
muerdelo
tócalo
sientelo
pero nunca creas sus susurros
fueron los mismos que te llevaron donde ahora estás parado
no lo recuerdas claro, la mente era aún muy frágil, el cuerpo muy esmirriado
parado... frente a la puerta de tu oficina, sigue otro día
en aquel campo de batalla interminable
esa es tu vida, la que te tocó vivir por no levantarte
vívela, disfrútala, niegala, destrúyela pero jamás le temas.

miércoles, enero 26

Substracción

El acorde está después

Hubo una noche que estuve solo
sí, solo como siempre pero como nunca también
encima de mi cama sin hacer
con la ropa sucia por doquier; 
me daba asco el lugar pero no me atrevía a nada
no tenía energías ni ganas.


La noche estaba más oscura que de costumbre,
el silencio era inexorable en la casa que era
tan transcurrida siempre.
Tenía en la mano una botella de vino rojo sangre
y en la otra un cigarrillo, que tras su humo dejaba olvido.
Maldito cigarro que no me dejaba ni dormir en paz
los dolores de garganta y esos ataques de asma
eran cada vez más seguidos. Veía como mi cuerpo
se hundía, solo... como siempre y como nunca.


Me fuí emborrachando y seguía recordandola
a ella... la dama negra.
Aquella que llegaba a mi pieza 
y de poca gana la ordenaba 
en ese tiempo no me daba asco estar aquí
veía todo de otro matiz. 


Ella que con sus ojos oscuros
me decía más de mil palabras
como si tratara de contarme todas sus historias
incluso las más impúdicas y ocultas.
Esa mirada melancólica que me observaba
con amor y deseo, y esos cariños furtivos
como si le quedara poco tiempo para amarme
como si supiera el tiempo exacto de este final
nuestro final. 


Me sabía de memoria el color de todos sus vestidos
y más que eso la piel dulce que escondía en ellos,
podría haberla recorrido con los ojos cerrados
todas las noches, hasta la eternidad
y hasta que la eternidad tuviera un fin.


Amigos-enemigos
hermanos, amantes desconocidos
todo al mismo tiempo
difusos sentimientos
despojo de lo natural
vidas abiertas
amor loco


Hasta cierta noche que me dejó
sin decir palabra
sin un último respiro
sin nada
sin sus vestidos,
dejando su ausencia
y yo seguía aquí, solo, con una botella de vino
y un cigarrillo... olvidando, no olvidando. 

martes, enero 25

Aunque la virgen sea blanca ¡PÍNTALE ANGELITOS NEGROS!

Si hay que llorar, lloraremos
si hay que gritar, también lo haremos
el tiempo se disuelve en el aire y nosotros seguimos siendo los mismos
los mismos que hace un par de años
esos niños añejos y de antaño;
que vuelan con las alas caídas por el cielo.
Ellos esperan, pero cada día se preguntan
¿que espero?
a su alrededor todo se vuelve gris y áspero
las personas esmirriadas se vuelven oscuras
como sus ánimos, como sus vientres, como sus ojos negros
como el pasado olvidado
como el futuro desviado.
Es posible que ésta sea la última vez 
que pueda ver mis tierras de ésta forma
sé que será peor mientras pasen las horas.


Desde aquí mi tierra fría, agria y dulce también
cenizas de Latinoamérica
restos de América Latina
todos en el mismos sendero
todos discutiendo por el puesto que les toca
ese que se les otorga, sin consultas ni respuestas.
Hasta con el sol compiten, para ver quién
es más importante y vital en la vida de los demás
por que el sólo pensamiento de libertad individual
les causa un revuelo en el estómago
y sienten ganas de vomitar
(vomitar discursos, vomitar falsedad, vomitar poder
vomitar vomitar vomitar) 
Sí, de ellos hablo
Sí, y no me arrepiento
Sí, los mismos de ayer y hoy.
Los controladores de comodidades
amantes de la nación
en los que han convertido, ésta nuestra tierra
en no más que cenizas...
cenizas de Latinoamérica


Pero donde fuego hubo
cenizas quedan
una cicatriz viva 
que grita y se levanta. 


miércoles, enero 19

1+2 = siguen siendo dos

Todo se reduce a un burdo número tres
muchas lenguas por lugares sombríos
dicen lo mismo. 


Que somos un burdo número tres
que matemáticamente no existimos
no somos más que un número
impar y primo.


Veamos entonces si realmente
somos un absurdo número tres
si sólo siento dos;
no cuenta el mío
el mío sólo es mío cuando es parte de mí.


No somos cuatro y mucho menos tres
porque el día en que el número exista
quedarán dos en la aspereza
y el otro huirá de si mismo.
ES LA CIUDAD QUE ME APESTA
ÉSTA
AQUELLA.

En dos minutos

Basto una noche para que las consecuencias fueran
oníricas
nefastas
sinceras
de un pretérito, de un pasado lejano y cercano
¿en qué presente estamos viviendo?
en caminos separados
con cuerpos disgregados
mirando otros horizontes,
no muy lejanos, no muy cercanos
un tanto divisorios, sólo un toque familiar                                                  
entre el destino y yo
entre lo que me espera y lo que en algún momento
me esperó.
Una última mirada hacia atrás, un hilo, un  hálito
se aferra entre esos, estos, aquello y yo
creyendo que aún ahí estamos
aunque nos resulte estrafalario 
y todo se torne negro, gris y rojo
en algunos momentos, esos momentos que fueron
innecesarios, impúdicos, hasta burdos.
Pero no me juzguen, no me juzgue usted
por decir que me arrepiento
por vomitar algunas verdades
sinceridad primero, seamos directos ésta vez 
me arrepiento... sí
pero no por mí , ni por tí
si no por un ser, otro ser que no tuvo espera.
No me juzgue por ser ambivalente, 
por querer tocar algunas palabras con las manos atadas, 
pero como poder ver esto sólo de una manera,
si los sentido se disparan
con arma o sin arma
y por favor no me juzgue
si mi orgullo es mayor que yo
y más fuerte 
y más grande
y más recalcitrante
no me juzgue usted 
y cuando no lo haga
estaré aquí yo, esperando...
que pase otro año.

Francisca 

sábado, enero 15

Me no sé

El tiempo transcurre lento, aquí o en el amazonas lento, diferente pero lento, silencioso pero lento
aplacable pero lento, sumiso y lento.
Todo ocurre de una vez, si es cierto, las capacidades personales de retener información son escasas, por ende pareciera que los recuerdos cada vez van siendo más vagos y vacíos. Aún así en mí existen esas imagenes, fotos, incluso películas que rondan instantáneamente , mientras pienso mientras no pienso, impúdicas se refugian para hacerme reflexionar sobre lo que ha sido la vida mientras la tierra gira sin retrocesos, mientras nadie la para, mientras todo pareciera intacto, sin cambios ni modales de espera. Cuerpos estáticos siguen donde mismo nacieron, nadie se levanta ya, nadie se estira de la tumba lúgubre y grita ¡quiero salir de este lugar! quiero volar. Todos se guardan sus secretos y sentimientos con un recelo íntimo y sofocante.
Y mientras veo como todo sigue igual y el tiempo para, sigo aquí sentada, observando desde una silla de plástico e incómoda, lo que era el recinto, tan dógmatico y serio, que por las noches cambia su fachada a algo más natural y amigable. Las personas a mi alrededor, en la misma intacta postura que la mía pero en diferente situación miran enemistadas el lugar donde estaban, algunos leyendo, escapando un poco de la realidad (realidad, palabra que te llega como bofetada, la más vil de hacernos desperta). La gran mayoría refugiadas del frío con frazadas, con ese café oscuro y espeso que ayudaba a mantenerse despierto, no les duraba mucho, ya que como todo humano tendían levemente a dejar caer su cabeza al vacío, sabían que debían estar despiertos, sabían que un lugar como ese quedarse dormido era hacer un pacto con la muerte o aún peor perderse la noticia de aquella.
Los guardianes de la guarida se veían serios y robustos, así habían sido amaestrados y enseñados por años, tenían la misión de hacer entrar en pánico a la gente, con sus voces chirriantes y desesperadas diciendo un nombre, nombre que te llegaba al corazon como puntada de flecha.
Pobres inmortales, salían navegando por mares de lágrimas, propias y externas, con la pena ahogante.  
Pero me digo, se les debería haber enseñado como a los indios a esta gente, el cuerpo es solo un despojo natural, la vida no acaba y esta vida si se le puede así llamar  ha de acabar, sería un escape, un agujero entre tanta suciedad, un respiro silencioso. Pero no, todos sufren, todos lo manifiestan, es una sicosis colectiva entrar a un lugar como ese.
Siempre lo he dicho, siempre lo diré, me aborrecen los hospitales, me causan fatiga, me marean. Prefiero seguir sumiendome ensimismada en mis propios pensamientos, para no caer en la realidad, que seguía aquí, con el cuerpo inerte, queriendo que las horas me sobrepasaran y que el tiempo no transcurriera tan lento... como siempre. 

 ¿De que estabamos hablando?

lunes, enero 10

Yo no sé, ellas saben
ellas ven, escuchan y hablan por mí
absortas de mi silencio inexorable
mi rostro sincero y opaco.
De a poco, de a poco espero
que ellas también vuelen a la lejanía 
de un porvenir
y amen
y sientan
y desesperen.


Unidas a mí, un solo yo 
no mi yo
ni sus multiples yo
        si no que otros, lejanos, efímeros
      cautivantes, utópicos.
Me ayudan constantemente cuando quiero gritar
y los sonidos no salen de mí
son impúdicas, como suelo serlo cada día
adquiriendo personalidad propia 
dicen lo que quieren
control de ellas
control de mí.
Prefiero callar y que ellas sigan hablando 
en mi lugar... compañeras palabras. 

Insomnes

Tu piel toca mi piel
no con la acción del rebuscado querer
si no por un simple arrebato.
Hálito, hálito de pasión que 
nos envuelve a los dos
a mí y al mundo.
Se contagia el sentir, y todo 
se convierte en un revolcón sátiro
caído en la lúdica forma
de la obseción
del amor                                                                                                     
de la sensación de ser uno, siendo dos.


Y los cuerpos de pronto se convierten
en un cuadro admirable, era arte, sólo arte.
Queda reflejado entonces que siempre quieren
jugar con fuego, sabiendo que al final
todos se queman.

domingo, enero 9

Amore libero








il sindaco e il curato
che torcono il capestro a i nostri amor
Un amore che era libero di opzioni e non è




sábado, enero 1

A correr

Dos cuerpos rondando en el mismo sendero,
jugando, volando, soñando. 
sintiendo. 

Tres cuerpos de la mano,
se miran, se llaman, se sienten
y a oscuras esperan y calman las ansias.

Cuatro cuerpos suspiran al unisono,
aullantes.
El fuego cándido pero rojo;
rojo sangre y cielo 
sobresale de sus pieles
y se ve a la distancia
en todos sus ojos. 

Sus suspiros de a poco se los llevó el viento
el aire, y el olvido. 

Gritan pero nadie los escucha,
vuelan pero nadie los ve,
no quieren ser vistos ni encontrados
ni encerrados
ni en silencio. 

Un cuerpo desnudo, frente al lago
conjunto a la naturaleza,
unido al mundo y su escondida 
belleza
se sumerge en espectros claros
cercanos a la utopía decadente.

Pero a punta de arma los obligan a volver
de su selva, de su mundo
a la ciudad en pena. 

The great dictator

(1940)

(1940)



Estamos hablando de Charles Chaplin 
También estamos hablando de la sátira lúdica hacia el nacionalsocialismo de Hitler y el fascismo de la época.
Hablamos de boikot y amenazas.
Hablamos de la mansa película. 

Los que reinan arriba, sufrirán aquí abajo el castigo.-

Escucha la brisa ¿la sientes?
el tiempo está fresco y el pasto me parece más verde,
las aves sobre mi cabeza me cuentan al oído 
sus dudas y certezas
yo levanto la mirada, y con los ojos opacos
les canto y les canto.
El sol es un poco más fuerte hoy,
algo anormal en estos lúgrubres días. 

Frente a mí una cruz, sangre, lágrimas,
soldados y espectantes... 
y como acto final (tras bambalinas)
un cuerpo agonizante. 

Un minuto, quizás dos; un estruendo que alarma al pueblo
y lo deja en penumbras.
La iglesia se parte de dos en dos, los ojos lloran
las manos tiemblan y finalmente una voz dice
cayó.
La misma iglesia que hoy venera a su cristo
fué quién lo crucificó. 

Pon una mano sobre tus ojos
y en tus oídos también...

piensa bien en que creer.