martes, noviembre 22

Puaj un sin fin de palabras.

Hoy, mi pieza es cálida como siempre, las ventanas están abiertas de par en par para que el poco aire que oscila en las afueras se decida a entrar a contemplarme. Mi cabeza ha dado más de tres vueltas y media en menos de una hora, creo que por fín ha vuelto a funcionar ese lugar recóndito de mi cerebro (o corazón) que tan dormido estaba por las distracciones diarias a las cuales había sido tan fiel. Hoy las traiciono.
¿Son acaso exiguas mis palabras? ¡se me hacen pocas! se me hacen viles. No puedo expresar el profundo sentimiento de mi alma que me agobia y desespera ¡tantos veranos y primaveras! que ya perdí la gracia. Recuerdo un día, un día pasado, puede ser un día ayer o quizás muchos ayeres juntos. Decía algo así
''En este mundo de tópicos terrenales aprendí que los gritos de las multitudes tienen poco que decirme (no hay palabras dirigidas a mí, ni quejas ni expresiones) Era un mar de nihilismo destructivo la calle principal, hubiese querido sentarme en una tarima (subterránea) descalza y sonriente, viendo como todo simplemente pasaba, sí...  simplemente pasaba. Ningún literato diagonal y demagogo, fantástico irreal podría escribir y des-cribir esa situación, entre llamas no hay lápiz, entre llamas no hay lápiz'.
¿Dónde había dejado mi pluma intranquila? creo que se hizo cenizas aquel día en que el sol ardío más que nunca. No soy yo si no es aquí, por ende con nadie puedo compartir mis desahogos, estamos solos ahora, tú y yo, estamos solos.

Puta
Puta
Puta

Te acostaste con un hombre feo, y feo porque solo te tocó y no te preguntó el nombre ¡puta! te has acostado con el mismo diablo ¡en la cama perdiste el lapiz! ¡en la asquerosa cama llena de condones usados ! Te duele la cabeza, has bebido mucho esta noche, no preocupes mañana despertarás sola.

El ambiente se vuelve espeso
me revienta la obligación matutina
el calor mañanero
el café que aún me falta
las tostadas que no llegan
¡naturalmente!
La crítica sorda el grito mudo
gente sin culpa se vuelve insulsa
las entiendo
las repudio
pero me inserto en su piel oscura.
Pasan los días y aún me persigue la sombra hábil
espero destruirla... siento que jamás se podrá discutir.
El ojo enfermo te mira directo al Iris