Todo se reduce a un burdo número tres
muchas lenguas por lugares sombríos
dicen lo mismo.
Que somos un burdo número tres
que matemáticamente no existimos
no somos más que un número
impar y primo.
Veamos entonces si realmente
somos un absurdo número tres
si sólo siento dos;
no cuenta el mío
el mío sólo es mío cuando es parte de mí.
No somos cuatro y mucho menos tres
porque el día en que el número exista
quedarán dos en la aspereza
y el otro huirá de si mismo.
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