domingo, julio 1

Temerosos de nuestros cuerpos


Un hombre desnudo bajo mis sabanas
en una noche donde el tinto falta y sobran las palabras,
no es un hombre denudo bajo mis sabanas
es un cuerpo agazapado bajo mi cama
escondiendo sus detalles de mi mirada,
no comprende ni comprendo,
no puedo llegar a tocar su alma con la yema de mis dedos.
Abstraída en el ensueño del sexo
el placer se aleja y queda la soledad como único
objeto de admiración,
una musa olvidada en el museo del silencio.
Escaleras al cielo
al infierno
que más da
y el hombre desnudo no es más que un cuadro
en aquella pared mal pintada
que se convierte de a poco en una enclaustrada
pieza de colección.
La falsa atracción
se rie en mi cara.
El hombre desnudo bajo mis sabanas
no cambia el panorama
cuando el camino sigue siendo el mismo
cuando el camino es solo uno aunque ramificado
en aquel camino no andan cuerpos
andan almas
andan vidas.
Separemos nuestros en-seres más profundos,
fatídicos incidentes humanos, y hagamos el amor
con el cuerpo desnudo y no con la mente.
Hacer el amor con la mente hoy es una aventura
que no dejaremos se ensucie por la cotidianidad
absurda que juega junto con nuestra rutina
y nuestros vasos de alcohol.
Estamos colgados y hemos sido asfixiados por el deseo
y es una aventura descubrirlo
y es una aventura vivirlo
¿pero que es el cuerpo sino la cárcel del alma,
aparte claro de un clásico pensamiento?
si no se conoce no se siente
y el placer se difumina en el aire.
Fluir, observar los cuadros (bien pintados, mal pintados)
aventurarse, pero de la piel pa' fuera.

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