sábado, marzo 17

En el transcurso de este camino tan lleno de hipocresías, de cinismo, me ha tocado echar a la hoguera algunas cabezas, y por cierto a fuego lento, por impulso o repudio el odio se convierte en simplismo y es solo un molesto insecto que quieres abandonar y quemar, abandonar y quemar. ¿Cuántos insectos existen ya en mí que a veces logran mordisquear neuronas, infectar sentimientos y hablar en un tono más bajo que los fantasmas de ultratumba? miles, millones, que en base a molestias no quieren abandonar su hogar.
Este camino, el que a ojos vendados y corazón a ciegas a veces y con la susceptibilidad de un dios griego otras, lo he estado caminando incluso antes de mi marginalidad etérea e interna; se ha vuelto tan arisco y conocido que ya no me sorprende haberme armado de cojones, este es el mismo camino que me ha enseñado a punta de patadas en el culo y bofetadas en la cien ¡hasta ha esputado sobre mi cuerpo gritándome puta! solo por tener algunos rasgos de ser sin género (o esas estupideces históricas, que hoy se reflejan en el sexismo asqueroso que te vuelve esclavo de tus propios instintos ¿porqué? está claro. Que la mina rica en la tele, que la compañerita que muestra las tetas, que las piernas gordas, que el gran pene, que el sexo sin belleza, que el amor sin sexo, que el sexo sin amor, que los vestidos cortitos, que la pinturita y el espejito y la weaita) Que si hay carrete hay follón, que si hay un pito hay follón y si hay copete son dos follones (con vodka tres), si hay minas borrachas follón con cualquiera de ellas y sus amigas, si hay un grupo hay follón en grupo, si hay fiestoca en la playa follón con todo ser que muestre brazos y piernas (no importa sexo, ni edad, ni nombre, ni origen) osea follón donde sea, con quien sea, como sea. Da lo mismo, porque vuelvo a repetir, somos esclavos de nuestros instintos, no podemos tener un auto-control ni una concepción de la belleza. Ya no existe eso, se ha anulado, difuminado, olvidado, pisoteado en el afán de subir un escalón en la jerarquía del ego. Y no quiero sonar ni intelectual, ni fuera de lo común, ni hipster ni un esnob asqueroso, solo quiero tener la imagen de un ser sin sexo, sin género, sin nombre, sin rostro, sin afán de nada... un nadie en un nada.
Si, quizás ha sido un camino duro, y lo he recorrido a duras penas. Me he reído de cosas imbéciles, y he hecho otras tantas de la misma categoría. He caminado y a veces he corrido por miedo, por cobardía, he mirado atrás un 80% de las posibilidades que tenía de mirar solo hacia adelante, y he re-descubierto cosas que no había visto cuando habían pasado (cosas amargas, cosas dulces, cosas descompuestas, vencidas...) por lo cual agradezco no seguir siempre las reglas y salirme del camino solo para analizar mi entorno, mis caídas, mis lamentos y mis sonrisas. En este mundo moderno es tan difícil ser, que anulo mi ser que por supuesto no se muestra a cualquiera, ya que no vengo a derrumbar paradigmas, ni hacer temblar emociones, no ahora, no con esta inestabilidad.
El camino es uno, y el individuo también, aunque castren las esperanzas y los miembros a la vez. Y así se aprende, y así se cae, y así uno abre los ojos hasta más no poder... con el dolor, con la decepción, con la humillación, y con esas ideas que sobre pasan la palabra locura que no puedes dejar de analizar, que no te dejan en paz, esas ideas que vienen sin aviso a violar la tranquilidad de una laguna mental sin oscilaciones.
No comprendo el mundo, no comprendo las relaciones inter-personales, pero sé lo que soy y cual es el final de mi camino... este camino, el que elijo por sobre todo, el que me llena de ganas, el que me hace ser ejecutor y ejecutado a la vez, del que no me arrepiento, ni de él ni de sus tan importantes y queridos personajes.

Me sangra la nariz los ojos las orejas (ya rojas)
y nadie me comprende
y yo no comprendo a nadie.

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