domingo, julio 17

Lo segundo es poder ver el otoño

El nuevo mundo funciona así
como una maquina esquizofrenica
que cuando está de buenas traga vidas
y cuando está de malas las tritura
con sus manos suele verse histriónica
y con todas sus piezas moviendose a la perfección
a contraluz se ve armónicamente asesina.

Destruye la tierra con cada paso
el otoño lo disuelve hasta hacerlo invierno
su propia sombra es cómplice de cada delito cometido.
Los que gritan aquí abajo no son más que de su obra un fracaso
y los de la cúspide de mentiras y dolores el portavasos,
la maquina no tiene compañeras
pero un gran emblema
que deja en alto su corazón que no late
pero que niega y reviste cada contrapaso
y en silencio deja los guardianes de almas puras
les da la mano, un contrato y para finalizar
un revolcón sucio de abrazos.

Es una maquina con pocas pero pequeñas piezas
que mueve la tierra
que la estremece
no aparta las caricias
ya que mientras se conmueve con su dolor
la apuñala por la espalda y le da palmaditas de consuelo
ante sus ojos.

Y como diría Parrita, basta de profecías catastroficas, el mundo ya se acabó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario