jueves, junio 23

R.F

Nunca le perdoné a mi hermano gemelo que me abandonara durante
siete minutos en la barriga de mamá, y me dejara allí, solo,
aterrorizado en la oscuridad, flotando como un astronauta en
aquel líquido viscoso, y oyendo al otro lado cómo a él se lo
comían a besos. Fueron los siete minutos más largos de mi vida,
y los que a la postre, determinarían que mi hermano fuera el
primogénito y el favorito de mamá. Desde entonces salía antes
que Pablo de todos los sitios: de la habitación, de casa, del
colegio, de misa, del cine -aunque ello me costara el final de
la película. Un día me distraje y mi hermano salió antes que yo
a la calle, y mientras me miraba con aquella sonrisa adorable,
 un coche se lo llevó por delante. Recuerdo que mi madre, al oír
 el golpe, salió de la casa y pasó ante mí corriendo y gritando
mi nombre, con los brazos extendidos hacia el cadáver de mi hermano.
 Yo nunca la saqué del error.

Rafael Novo 

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