viernes, abril 29

Shhh

Más de mil gritos se escuchan en las calles, nuestras calles, las mismas que tantos años recorrimos con ese paso lento y cansado, cualquiera creería que andábamos cargados de malestares en la espalda, pero no lo eran. Simplemente eran promesas rotas, ilusiones perdidas, trabajo forzado, que se alojo en aquel hueco bajo mi cuello y hoy por hoy me hace caminar encorvado. No puedo entender que gritan exactamente, es como si el sonido se distorsionara en el camino y llegara a mis oídos hasta con olor a rosas... pero en todos estos años he aprendido a diferenciarlo y entenderlo y odiarlo. Y aunque sé que la mayoría de los avasallados se creen sus propios avasalladores, reprimiendo sus sentidos para que los aullidos adoloridos no lleguen más allá de sus propias paredes, se han escapado del llanto ajeno, de las lágrimas de un sincero que no busca ayuda, pero la necesita.
Los escucho... y con orgullo lo digo, tantos años pasé pensando que era sólo el televisor que estaba encendido, con una de las tantas películas de acción que en realidad de acción no muestran nada. Decidí mirar por la ventana
no me gustó lo que ví
y lloré
y sentí
como un huracán que pasó por mi hogar, y una bofetada llegó a mi rostro diciendo despierta... este es el mundo, los que gritan en silencio.

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