martes, julio 20

La toma anti-romántica de la Bastilla

Este batallón estaba compuesto por soledados veteranos que habían sufrido heridas de importancia o mutilaciones en actos de guerra; el propio De Launay era rengo por esta causa.
Tras reflexionar someramente, los asaltantes comprendieron que no conseguirían nada por la fuerza y propusieron un trato: prometieronrespetar la vida de todos los soldados y dejarlos ir si a cambio entregaban a los presos y abandonaban pacíficamente el lugar. De esta manera se evitaría un derramamiento de sangre inútil. Teniendo en cuenta la situación general en Francia, y sobre todo en París, así como la imposibilidad para De Launay de pedir ayuda, éste aceptó el trato. Abrió las puertas de la prisión y en ese momento la multitud irrumpió en su interior.
Ésta aplastó a los soldados por la pura fuerza de su número, los degolló y descuartizó, y paseó después sus restos clavados en bayonetas por las calles de la capital francesa. La misma cabeza del ingenuo De Launay fue pinchada en una pica y llevada a Versalles para exhibirla ante las ventanas del palacio, donde la propia reina María Antonieta la contempló con horror.

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