lunes, mayo 23

A lo Jack Kerouac un veintitrés de mayo

Ese que se veía desde afuera con ojos de admiración era mi colegio, liceo, institución por mí denominado como ''ratonera atrapa ratones blancos'' ¿porqué? es simple, porque vamos por los caminos de la vida, como ellos van en su laberinto de cortas paredes, donde la mayoría de sus profesores son conductistas que nos moldean de manera ineficiente que en esta mente impenetrable no lograron pasar, mi compañera siempre me decía ''flaca tómatelo con calma'' pero esa no es más que la breve invitación de tomar un café amargo a falta de azúcar, que te hace gesticular caras dejadas de belleza ¡oh! como se me olvida señalar que este día fue bonito, más allá de los parámetros de las acciones humanas normales, y es que de las puertas del Liceo número 1 hacia afuera  respiro aire fresco pero sucio, libre pero contaminante. Soy una persona tan fugaz que los pensamientos pasan efímeros por esta mente sin recuerdos, que no puede retener más que las cosas interesantes que le da esta vida, esta vida que tantos gritos le ha regalado.
Recuerdo cuando Amanda me decía ''viva cada día como si fuera el último socia'' y lo he estado haciendo desde que dí mi primer respiro, y aquí estoy, preguntándome cual es el punto final y cuando voy a recibir mi premio, repugnante química que destroza mis pensamientos, como me pueden obligar a meter toda esa conceptualidad que mi cerebro no es capaz de procesar (nomeclanturas con caminos diferentes, el largo radico-funcional, el corto IUPAC ¿camino a seguir? el de los alcoholes, que aunque esté relacionado con los fenoles sigo tomándomelo de prisa y a largos sorbos). Con esa mentalidad cuadrada que me dejo la clase salgo casi corriendo de las rejas de ese condominio de pinguinitos pequeños, parlantes, saltarines y con el pecho inflamado de arrogancia... arrogancia ¿que es la arrogancia si no la máxima expresión de tiranía? bueno como iba hablando, me escapé, tiré la corbata y corrí a los brazos del hombre que me esperaba con ojos pacientes y sinceros ¡que barrios aquellos! los que recorrimos juntos, hablando de vacíos y libertad, de sentimientos y pensamientos efímeros, pero estos si quedan en mi memoria grabados como imagen y sonido ¡y esos murales hermosos! que contemplamos con los mismo ojos, llenos de esperanza, ilusión y utopía, que nos hace rodear a la sociedad  y encerrarnos con un par de libros dentro de una burbuja impaciente de conocimiento. El 23 de mayo nos encontrabamos en el museo de la memoria, me quedó en los poros la siguiente frase ''está abierto de martes a domingo'' que gracioso, el día que fuimos era lunes ¡lunes hombre reluciente, lunes! soy tan inocua cuando estoy a su lado, tan inocua y loca, pero esa locura sana, que que es pacifica y no daña a nadie. Que hoy alguien se levante de golpe y me diga que tipo de hombre traigo al lado, ese que quita mi aliento, y me desespera el alma con esas palabras profundas que hacen decaer a cualquier escritor de alta alcurnia, ni Poe ni Becker ni hasta el mismo Kerouac superan esas palabras sencillas pero benditas que cambian mi canto aunque sea con pocas frases que se convierten para los más conservadores en prosas malditas. Que paradójico que la canción popular no la conozca nadie, se subió una mujer y un tipo de tosco rostro pero con la voz más dulce que he escuchado en una micro, ese tono perfecto que habla historias del pasado, pisoteadas por el tiempo y el espacio, por la generación y el mismo pueblo. Pero que grande es VJ aunque me tachen de comunista ¿acaso él le cantaba a los políticos? ¿acaso no fueron ellos los que le dieron su última estrofa? pero que bien cantaban estos humanos, me bajé con ese temple despistado que tanto me caracteriza, ese que no sabe donde va ni de donde viene,  sólo se que sigo caminando con el hombre que me sigue siempre y no sé porqué, me acompañó al lugar donde iba por mis letras, por mis frases, la cuota de palabras bonitas de la semana que predica ese profe con tono argentino que me vio cerca de los baños de la universidad, que incómodo, la clase allá arriba y yo como siempre ahí abajo, pero en el temple perfecto, con el hombre que creo conocer y que amo.
Mañana, de vuelta a la ratonera.


tengo el convencimiento de que Kerouac y Ginsberg
tenían una relación amorosa furtiva y deseosa
de poesía. 

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