Cuídate de mi ser eterno
de mi lamento
de aquel mi pre-sentimiento
siempre de angustia y pudrimiento.
Sal, lejos y corriendo
que estalla pronto la palabra y el poema
más el poema se va sonriendo
y la palabra sola se queda
nadando en un mar de letras.
No mires nunca hacia atrás
y aunque aquí siempre te esté esperando
ni en mi sombra, tu sombra
que ya nos ha traicionado
y dejado sin paz
la tuya y la mía
la de los dos.
Entonces el silencio
no permite ningún tipo de encuentro
es la belleza que se quiere olvidar
esa que nos hacia soñar
de noche y de día, entre revueltas de sábanas
en tu cama, esa que era tan tuya como mía.
Mi voz grita desde algún lugar
que te llevará consigo
y no te soltará más
y adiós libertad
y adiós al volar
aunque se llore
aunque se vuelva a gritar
corre hoy para mañana pronunciar un jamás.
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