miércoles, marzo 23

Que fuí un pasajero

Cuídate de mi ser eterno
  de mi lamento
    de aquel mi pre-sentimiento
      siempre de angustia y pudrimiento.


Sal, lejos y corriendo
  que estalla pronto la palabra y el poema
    más el poema se va sonriendo
      y la palabra sola se queda
        nadando en un mar de letras.


No mires nunca hacia atrás 
  y aunque aquí siempre te esté esperando
    ni en mi sombra, tu sombra
      que ya nos ha traicionado
         y dejado sin paz
           la tuya y la mía
             la de los dos.


Entonces el silencio 
  no permite ningún tipo de encuentro 
    es la belleza que se quiere olvidar
      esa que nos hacia soñar
        de noche y de día, entre revueltas de sábanas 
          en tu cama, esa que era tan tuya como mía.


Mi voz grita desde algún lugar
  que te llevará consigo
    y no te soltará más
      y adiós libertad
        y adiós al volar
          aunque se llore
            aunque se vuelva a gritar
              corre hoy para mañana pronunciar un jamás. 
      

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