martes, julio 27

El dado egocentrico

Ése era un dado egocéntrico. Cayera como cayera, siempre caía de cara,
y con la misma sonrisa entonaba: soy yo, soy yo. Le hacíamos las mil
y una al pobre dado: lo lanzábamos desde el balcón, adentro del plato
de sopa, o justo antes de que se sentara tía Albertina (105 kilos), lo
poníamos sobre el banco. Los insultos de tía no nos incumbían, se los
cargábamos al dado. Pero igual, volvíamos a arrojarlo y zácate, caía de
cara y dale cantar: soy yo, soy yo, soy yo.
Una vez al Beto se le ocurrió limarle las aristas. Estuvimos como dos
días sin parar hasta que quedó hecho una bolita. Vamos a ver si ahora
cantás, dijo el Beto, y lo lanzó sobre las baldosas del patio. Apenas
tocó el suelo, el dado empezó a decir: puta que te parió, puta que te
parió. Y continuó rodando sin parar y meta cantar: puta que te parió,
puta que te parió, puta que te parió...

Que buen micro-cuento, en una hoja ala (hojeada u ojalas) de micro-cuentos, lo encontré por ahí escondido queriendo ser encontrado, leído y publicado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario